domingo, 7 de junio de 2020

Leonard Cohen



Susana te lleva a su casa cerca del río,
puedes oír pasar los barcos.
Puedes pasar la noche a su lado,
y sabes que ella está medio loca,
pero esa es la razón por la que tú quieres estar ahí.
Y ella te alimenta con té y naranjas,
que vienen directamente desde China.
Y justo cuando tienes intención de decirle
que no tienes amor que darle,
ella te atrapa en su onda
y deja que el río responda,
que tú siempre has sido su amante.

Y tú quieres viajar con ella,
y tú quieres viajar a ciegas.
Y sabes que ella confiará en ti,
ya que has tocado su cuerpo perfecto con tu mente.

Y Jesús era un marinero,
cuando caminaba sobre las aguas.
Y pasó largo tiempo observando,
desde su torre de madera solitaria.
Y cuando supo con certeza
que solo los hombres a punto de ahogarse podían verle,
él dijo, "Todos los hombres serán entonces marineros,
hasta que el mar los libere".
Pero él mismo estaba destrozado,
mucho antes de que el cielo se abriera.
Olvidado, casi humano,
él se hundió bajo tu sabiduría como una piedra.

Y tú quieres viajar con él,
y tú quieres viajar a ciegas.
Y crees que tal vez confiarás en él,
ya que ha tocado tu cuerpo perfecto con su mente.

Ahora Susana toma tu mano,
y te dirige hacia el río.
Lleva trapos y plumas
compradas en las tiendas del Ejercito de Salvacion.
Y el sol vierte sus rayos como si fueran de miel,
sobre nuestra señora del puerto.
Y ella te muestra dónde mirar,
entre la basura y las flores.
Hay héroes entre las algas,
hay niños en la mañana,
se están inclinando por amor.
Y se inclinarán así para siempre,
mientras Susana sostiene el espejo.

Y tú quieres viajar con ella,
y tú quieres viajar a ciegas.
Y sabes que puedes confiar en ella,
ya que ha tocado tu cuerpo perfecto con su mente.

(Leonard Cohen - Suzanne)

“La meditación no es lo que piensas. Te sientas en absoluto silencio y tu mente empieza a repasar todas tus películas. Durante ese proceso, te vuelves tan familiar con los guiones que mantienes en tu vida que acabas hartándote de ellos. Entonces comprendes que la persona que crees que eres no es más que un complicado guion en el que gastas la mayor parte de tu energía. Tras un examen más minucioso, descubres que tu personalidad te asquea. Y eso es porque en realidad no eres tú. Si te sientes lo suficientemente aterrado por esa personalidad, espontáneamente permites que se desvanezca. Y entonces, si tienes suerte, puedes experimentarte a ti mismo sin la distorsión de esa personalidad. Ese es, en esencia, el proceso de zazen, la filosofía de Roshi”.
(Leonard Cohen)

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