“A media noche, el hombre dijo “Ha llegado la hora de abandonar mi casa y buscar a Dios. ¿Quién me ha engañado tanto tiempo?”
Dios le respondió, sereno: “Yo” Pero el hombre nada escuchaba.
La madre dormía con el niño en su pecho, a un lado de la cama. Dijo el hombre: “¿Quiénes sois vosotros que me habéis engañado tanto tiempo?” La voz de Dios dijo otra vez: “Ellos son Dios” Pero el hombre nada escuchaba.
El niño gemía, apretándose contra su madre. Dios le dijo al hombre: “Detente, necio, y no abandones tu hogar.” Pero el hombre nada escuchaba.
Y Dios suspiró con tristeza: “¿Por qué querrá venir a mí, abandonándome?”
(El jardinero. Rabindranath Tagore)
“Y canto, y el canto me emborracha, y olvido quién soy, y te llamo amigo, a ti que eres mi señor. (…) Es el tiempo de sentarse quieto frente a ti, el tiempo de cantarte, en un ocio mudo y rebosante, la ofrenda de mi vida.” (Tagore)
Junio de 2019, acuarela.
