jueves, 31 de agosto de 2023

 

El amor me dio la bienvenida: pero mi alma se echó atrás, culpable de polvo y pecado.

Pero el rápido ojo del amor, observando que yo aflojaba, desde mi primera entrada, se acercó a mí, preguntándome dulcemente si me faltaba algo.

-Un invitado- respondí- que merezca estar aquí.

El amor dijo:

-Tú serás él.

-Yo, ¿el duro, el ingrato? Ah, querido mío, yo no puedo mirarte.

El amor tomó mi mano, y sonriendo, respondió:

-¿Quién hizo los ojos sino yo?

-Verdad, señor; pero yo los he echado a perder; deja que mi vergüenza vaya donde merece.

-Y no sabes- dijo el Amor-, ¿quién cargó con la culpa?

-Querido mío, entonces serviré.

-Debes sentarte -dice el Amor- y saborear mi carne.

De modo que me senté y comí.”

(Amor. George Herbert)

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