lunes, 4 de abril de 2022

Thomas Savage


 

Veía la asombrosa figura de un perro corriendo. Las ágiles patas traseras impulsaban hacia delante los poderosos hombros; el hocico caliente apuntaba hacia abajo, persiguiendo alguna cosa asustada -alguna idea- que huía através de los barrancos y riscos y sombras de las colinas del norte (…) No tenía ninguna duda sobre cuál sería el resultado de aquella persecución. El perro alcanzaría a su presa. (…) Le bastaba con levantar los ojos en dirección a la colina para oler el aliento del perro. Pero, por más nítido que fuera aquel perro enorme, nadie (…) lo había visto (…) tenía los labios torcidos en la ligera sonrisa del que está en contacto íntimo con lo arcano. Así vivía él - obervando, notando, deduciendo-.”

(Thomas Savage. El poder del perro)


Fuera lo que fuese que dormía en su interior...Tal vez duerme en el fondo de todos nosotros (…) El poder del perro.”

(Don Winslow. El poder del perro)


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