lunes, 31 de agosto de 2020

Claudio Naranjo


 
La salud mental como un holismo triunitario.

Ya lo distinguía Platón en su imagen de la psique como un carruaje llevado por un cochero y tirado por dos caballos, uno blanco y el otro negro: el cochero representa el ámbito del pensamiento que dirige y decide, el caballo blanco la buena voluntad o amar y el caballo negro los apetitos; y esta distinción vino a encontrar un eco en las tres instancias intrapíquicas de Freud (superyó como asiento de los ideales, el ello con sus deseos y el yo ejecutivo). Y también encuentra eco en la tríada platónica (…) el pensar, el sentir y el querer, que a su vez se corresponden con diferentes regiones del cerebro humano (…) el cerebro reptiliano (instintivo), el cerebro mamífero límbico (afectivo o relacional) y el neocórtex (cognitivo y propiamente humano).


La enfermedad consiste en una desintegración intrapsíquica, falta de coherencia o disonancia entre el pensar, el sentir y el querer (…) conflictos entre el deber y el placer, o entre el placer y el afecto, o entre el afecto y la razón y sus ideales. (...)


Las tres personas interiores con las características del padre (el intelecto normativo y dominante), la madre (empática y afectiva) y el hijo (que desea). (...)


La hegemonía de la razón sobre el afecto y sobre el instinto , lejos de redundar en una vida inspirada por la inteligencia, resulta más bien algo como una brutalidad estúpida (…) las tres personas interiores que constituyen el aspecto vivencial de nuestras facultades y cerebros han perdido su equilibrio y se ha instaurado entre ellas un implícito despotismo del padre sobre la componente materna de nuestra psique y sobre nuestro niño interior-que coincide también con nuestra voz animal (...) pero , además podemos decir que (…) el padre crítico del autoritarismo ha eclipsado al padre sabio de nuestra naturaleza potencial. Esta condición de triple represión (…) constituye un estado de gran empobrecimiento (...) podemos comprender la mayoría de nuestros problemas , tanto individuales como colectivos, de esta degradación de nuestra conciencia y de nuestros voraces esfuerzos por compensar nuestra pobreza interior con riquezas solo aparentes.

(La raíz ignorada de los males del alma y del mundo. Claudio Naranjo)


en la misma línea escribe:


Nos convendría recuperar el paradigma triunitario

del abrazo a tres entre el padre, la madre y los niños


el padre que mira al cielo, la madre que mira a la tierra, y el niño interior

que en su vuelo mira hacia delante



El padre que manda sin mandar, porque comprende e inspira.

La madre que cuida sin cuidar, porque ama.

El niño que actúa sin actuar, porque es puro movimiento.


Es hora ya de que nos volvamos liberadores del amor y amantes de la libertad”


(Sanar las mentes para arreglar el mundo. Claudio Naranjo)


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