martes, 28 de octubre de 2025

25


“Meditar sobre la muerte ¡se dice pronto! Los retratos de San Jerónimo llevan a menudo como leyenda esas dos palabras: ¡Cogita mori! Un cuadro de Domenico Fetti llamado La Meditazione nos representa alegóricamente a la Sabiduría meditando sobre un cráneo: pero la Sabiduría por más que se concentre no piensa en nada, pues no hay nada que pensar sobre la muerte; y esta prudente cabeza parece tan vacía como el cráneo sobre el que medita, tan vacío como el cenotafio ante el que simula recogimiento; y su espíritu permanece vacío como está vacío este pensamiento del cuerpo que llamamos Dolor. El hombre está ante la muerte como ante la profundidad superficial del cielo nocturno no sabe qué hacer, y su reflexión tanto como su atención, no encuentra un motivo.”

“Los filósofos no siempre han pecado por exceso de despreocupación. Una especie de substancialismo ingenuamente realista les inclina a buscar la muerte en las profundidades de la vida, de la misma manera, por ejemplo, que los artistas macabros de la Edad Media imaginaban el esqueleto detrás de la apariencia carnal, el rostro gesticulante de la muerte detrás de los radiantes rostros de la vida y el rictus sardónico del difunto tras la sonrisa de la juventud. ¿La muerte está encerrada en el interior de la vida como ese horroroso cráneo dentro del rostro del que es la osamenta? De todos modos ese cráneo oculto es nuestra preocupación. Ese cráneo es en cierta forma la idea fija de la radioscopía macabra. ¿Quién sabe? Melancolía es quizás el nombre que Durero daba a esa preocupación inconfesable.” 

Vladimir Jankélévitch (1903-1985) La muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario