jueves, 28 de marzo de 2024

Ken Wilber


 

“(Para asumir la sombra) lo único que necesitamos para integrar esas facetas es concedernos a nosotros mismos la misma amabilidad y comprensión que dispensamos a nuestros amigos. (…)
Llegamos a creer que carecemos por completo de las cualidades que proyectamos, cualidades que, por consiguiente, permanecen fuera de nuestro alcance (…) vemos esas cualidades en nuestro entorno asumiendo proporciones aterradoras hasta el punto de que terminamos flagelándonos con nuestra propia energía. (…) tanto si estamos excesivamente ligados emocionalmente a alguien -o a algo- como si lo eludimos u odiamos, estamos abrazando o luchando respectivamente con la sombra (...)
Nosotros somos los únicos responsables.(...) El primer paso consiste en ser plenamente consciente de la ansiedad, establecer contacto con ella, temblar, estremecerme, tener dificultades para respirar -sentirla realmente, aceptarla y expresarla- (…) el segundo consiste en invertir el sentido de la proyección y hacer amablemente a los demás lo que hasta entonces nos habíamos estado haciendo despiadadamente a nosotros mismos.(...)
la sombra siempre tiene algo que decir y o bien nos apropiamos de ella o ella se apropia de nosotros. (…) Todo sucede como si de un modo deliberado nos estuviéramos pellizcando dolorosamente a nosotros mismos y pretendiéramos, al mismo tiempo, que no es así. «¿Cómo puedo dejar de pellizcarme?» Mientras sigamos preocupados por dejar de pellizcarnos, mientras persistamos en intentar dejar de hacerlo es obvio que no nos habremos dado cuenta de que somos nosotros mismos quienes nos estamos pellizcando. (…)
literalmente nos estamos atormentando a nosotros mismos (…) ése es nuestro deseo solapado de atormentar a los demás. «Nuestro deseo de atormentar a otros» puede ser, según los casos, el deseo de amarlos, de odiarlos, de tocarlos, de ponerles nerviosos, de poseerlos, de mirarlos, de matarlos, de abrazarlos, de estrujarlos, de atraer su atención, de rechazarlos, de dar, de someterlos, de jugar con ellos, de dominarlos, de engañarlos, de ensalzarlos, etc.”
(Ken Wilber. Encuentro con la sombra. Kairós)


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