“Almas fogosas y potentes, consumidas por una fuerte sed de infinito (…) concebían la brevedad y fragilidad de la existencia sobre la Tierra como una analogía de lo eterno y estable, (…) aspiraron con deseo ardiente y pasión temeraria a enlazar Cielo y Tierra en sus corazones, insuflando lo terrenal y perecedero con la brasa de la vida perenne.” (Hesse)
“De ese humilde hombre de Umbría partió una luz de vida y una fuente de renovación y amor sobre la Tierra, de la que un rayo brilla aún en nuestros días.” (Hermann Hesse. San Francisco de Asís)
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