Usted es esclavo no de la vida, sino de sus pensamientos egoístas. (...)
en la medida que usted no tenga otro medio de albergar certezas excepto pensar, sentir o emocionarse, vivirá en un mundo cuya realidad se asimila al de un sueño mientras duerme, es decir, parece real mientras no logre despertar (…) me recuerda al error que cometen quienes se ven presos de sus mentes: se sienten impotentes. ¿Acaso no nota que su impotencia es parte de los mismos hábitos y condicionamientos que pugna por evitar que encarcelen su mente? (…)
Sumérjase en la acción (…) impida a su memoria que cavile y dude. Aprenda a observar el mundo que le rodea sin emitir juicio respecto a lo percibido. (…) Permanezca siempre atento pero sin esfuerzo por hacerlo.
Permítale a cada acto nacer pero tampoco le impida morir. No se aferre a ningún instante, pero no huya de ningún momento.” (El sendero del Dharma. Sesha)
“La mente es un gigante al cual es imposible derrotar en sus predios. No trates jamás de derrotarla en cualquiera de los confines del pasado, no. Llévala a un lugar propicio, donde naturalmente se torna insignificante: sitúala en el Presente. Allí es tan mansa y su fuerza tan banal como inexistente, tal como un amenazante tigre de papel que acechara escondido en el bosque.” (La paradoja divina. Sesha)
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