"Fui un niño enfermizo. Si jugaba un día, me pasaba siete en la cama. Sufrí desde que nací hasta los 22-23 años y llegué a pensar en si merecía la pena vivir así. Empecé a practicar yoga a los 14, pero sólo empecé a sentirme saludable tras siete u ocho años de práctica. (...) El yoga tiene mucho que ofrecer a la gente, sea cual sea su fe. No importa el lugar de donde vengas, tu género, casta o religión. Todos somos susceptibles de problemas físicos, mentales, emocionales e intelectuales y el yoga puede ayudarnos a recobrarnos. Es un arte para practicar, una ciencia a tener en cuenta y una filosofía que nos muestra el camino de una vida correcta.
Tanto si uno cree como si no, el yoga ilumina a cada uno, proporcionando salud física, claridad mental y estabilidad emocional." (BKS IYENGAR)
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