“Cuando
eres sincero contigo mismo, tus problemas desaparecen. (…)
Si
eres infeliz con tu vida, estás eludiendo la responsabilidad por
ella.
Tienes
que negarte a seguir transigiendo con lo que te está haciendo
infeliz. (…)
La
montaña de dificultades que parecía amenazarte cuando rompiste con
la transigencia (…) no es otra cosa que tu miedo. (…)
lo
interior controla lo exterior (...)
O
se es sincero ahora o no se es. No se puede ser sincero ayer o
mañana. (…)
Tú
y la ley sois uno, aunque puede que todavía tampoco lo sepas. (…)
La
principal barrera de la verdad es el miedo, junto con el deseo de
permanecer físicamente cómodo y emocionalmente seguro; estas son
las condiciones que están haciéndote infeliz constantemente. (…)
O
bien mueres (por ser sincero) o no mueres (por ser sincero). O mueres
a la persona que eres, o no. O mueres a la ignorancia a la que te
aferras, con la que estás transigiendo como si fuera tú mismo, o
no. Si mueres a ese yo personal, si afrontas su falsedad, renaces
inmediatamente, te liberas instantáneamente de esa parte de la
antigua persona o falso yo que eras. Si no mueres a él, continúas
viviendo como la misma antigua persona, el mismo antiguo problema
agotador del que no puedes escapar. (…)
la
persona es la causa de todo el sufrimiento (…)
Yo
muero ahora; no en agonía, no en dolor, sino en vida consciente,
muero a todo excepto a lo que es. Y muriendo diariamente a mi
infelicidad, muriendo por la vida, finalmente me doy cuenta de la
increíble verdad: la muerte no existe. Lo único que muere es el
miedo a la muerte. Sólo muere el miedo. Y la muerte del miedo es
liberación.”
(Barry
Long)
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