“Me sentía incapaz de separar lo que era ella de lo que era yo (288)
Yo era su hijo. Estaba enganchado como ella a aquel querer MÁS (302)
Es aquí donde fuerzo una competición entre fugitivos. Ahora es nuestro momento (285)
Ella me llenó de energía para enfrentarme al sexo y la muerte. Fue la primera mujer en mi camino hacia la mujer brillante y valerosa con la que me había casado (289)
Conocí a una mujer. Ella me empujó hacia mi madre ( 294)
Me obligaba a esforzarme por ser plenamente justo con mi madre. Ella era ni más ni menos que mi salvación (447)
Mi madre había bailado allí. Ahora era yo quien bailaba con ella. Y el baile tenía mucho que ver con la reconciliación (374)”
(Mis rincones oscuros. James Ellroy)
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