ASUBHA, la meditación sobre el cadáver.
"Cada mañana iba a un osario donde depositaban a los muertos recientes, sin tomar ninguna precaución contra los predadores ni los insectos. De este modo, concentrando al máximo sus facultades mentales para tratar de seguir los preceptos enunciados por Buda en el sermón sobre la atención, había podido observar atentamente al cadáver macilento, observar atentamente al cadáver supurante, observar atentamente al cadáver desmembrado y al cadáver comido por los gusanos. En cada estadio, tenía que repetir cuarenta y ocho veces: <<Éste es mi destino, el destino de toda la humanidad, no puedo eludirlo.>>"
(Michel Houellebecq. El mapa y el territorio)
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