"No había temor alguno porque tampoco había muerte. En lugar de la muerte había luz. -¡Conque es eso! -dijo de pronto en voz alta-. ¡Qué alegría! Para él todo esto ocurrió en un solo instante, y el significado de ese instante no se alteró. Para los presentes la agonía continuó durante dos horas más. Algo borbollaba en su pecho, su cuerpo extenuado se crispó bruscamente, luego el borbolleo y el estertor se hicieron menos frecuentes. -¡Es el fin! -dijo alguien a su lado. Él oyó estas palabras y las repitió en su alma. «Éste es el fin de la muerte» -se dijo-. «La muerte ya no existe.» Tomó un sorbo de aire, se detuvo en medio de un suspiro, dio un estirón y murió."
(La muerte de Iván Ilich. León Tolstói)
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