"Solo
hay pasión por lo que está ahí. No podemos estar apasionados por
una cosa antes que por otra. Estamos apasionados por lo que se
presenta. La vida es apasionante salvo cuando tenemos una historia,
porque entonces todo lo apasionante se sitúa allí, mañana. No. Lo
que es interesante es lo que me sucede ahora.
El
dolor que siento en este momento, esa es mi pasión. La noticia que
conozco ahora, que resuena en mi, esa es mi pasión, nada más. Si el
cuerpo está sobre una alfombra y hace yoga, esa es mi pasión...
Pero mientras tengamos un proyecto, no podemos ser apasionados,
vivimos en una historia.
En las pretendidas vías espirituales,
hay una especie de ilusión de perfeccionamiento, la fantasía de
purificarse, comprender, mejorar, cambiar, un tipo de moralización
psicológica que procede de psiquismos desequilibrados. En la vida no
hay nada que alcanzar, nada en lo que convertirse, nada que cambiar.
Las dificultades que tenemos, las patologías que portamos, las
incertidumbres, las dificultades que encontramos, eso es lo esencial.
Eso es la belleza —lo profundo— y no liberarse de esas cosas para
llegar a algo.
La belleza es ahora; no se sitúa en el mañana.
Desde el momento en que creo que la belleza es para el mañana —si
me hago así, si comprendo eso, si me vuelvo libre...—, me alejo de
mi resonancia actual. ¿Entonces ahora no soy nada y mañana lo seré
todo? No. Es ahora cuando soy todo, en mi resonancia. No tengo que ir
a ningún lugar para ello, ni hacer, ni cambiar nada." (Éric Baret)
domingo, 26 de julio de 2015
Éric Baret (detalle)
“Estamos especialmente afectados por la memoria de este curso de la vida. Pero el futuro nos afecta aún más que la memoria. El problema es el futuro. Liberado del futuro, el pasado ya no existe; no hay ninguna dirección, nada detrás de ti. Mientras haya una dirección, hay un pasado. Tratar de liberarse del pasado es un error de pedagogía. Es más apropiado liberarse del futuro. Sin futuro, no tienes a dónde ir. Cuando indagas profundamente, constatas que el propósito de tu búsqueda no puede ser un resultado, ni el resultado de nada. No puedes ir "a", solo abrirte a la no-vía.”
(Éric Baret. La coronación del dragón verde)
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