“Hemos
de liberarnos de todo juicio. Las cosas no son buenas ni son malas,
las cosas son simplemente cosas. Y muchas veces las circunstancias
que creemos que nos impiden crecer son las circunstancias que nos
hacen crecer, y cuenta la leyenda lo siguiente:
Era
un hombre que rezaba a Dios cada día y le decía: <<Señor,
hazme fuerte para superar todos los embites que la vida me envía>>.
Y entonces, una noche, se le aparece un ángel y le dice: <<Hijo
mío, Dios te ha escuchado y te da la respuesta, lo que tienes que
hacer es: Esa roca que tienes al lado de tu casa que pesa
tropecientas toneladas, cada día, empújala>>. Y así lo hizo
aquel señor, y se levanto al día siguiente y empezó a empujar con
todas sus fuerzas la roca, y la roca no se movía ni un milímetro,
vamos, por no moverse como que, nada de nada.
Y
así un día, otro día, otro día, y otro día, y un mes, dos
meses, tres meses , un año, dos años, y al final cansado volvió a
rezar a Dios: <<Señor, vaya cosa que me mandas, tú sabes muy
bien que no puedo mover la roca. ¿Por qué me haces mover la roca>>.
Y entonces, aquella misma noche se volvió a aparecer el ángel y
dijo: <<Pero quién te ha dicho que tenías que mover la roca,
solo se te pidió que la empujaras. Observa tus manos, fuertes;
Observa tus piernas, fuertes; Observa tus brazos, fuertes. Ahora
tienes la fortaleza para conquistar el mundo.”
(Relectura
del Mito de Sísifo por Enric Corbera, de una charla)